lunes, 14 de mayo de 2012

Historia de una ciudad


Imagina que vives en un pequeño pueblo donde cada uno vive su vida, junto a los demás, pero independientes.

Un día, os dais cuenta de que hay cosas que se harían de forma mucho más eficiente si colaboráis. Por ejemplo, pensáis que para limpiar las calles lo mejor es que todo lo haga solo una persona en vez de que cada uno limpie su trozo. O que puede haber alguien que se encargue de cuidar a los niños de todos por las mañanas, en vez de que cada familia tenga que dedicar una persona a cuidar a un sólo niño. Así que empezáis a organizaros, y como vais a tener que pagar a la gente para que haga estas cosas, decidís poner bote.

Pero en vez de tener que organizarlo todo entre todos, también llegáis a la conclusión de que lo mejor es contratar a alguien para que se dedique a eso. Así que elegís a una persona, le dais el bote todos los meses, y confiáis en que guarde vuestro dinero, pague a los demás y organice todas esas tareas comunes. Por supuesto que también cobrará un sueldo por su trabajo.

Resumiendo, que cada uno de vosotros, a final de mes, metéis una parte de vuestro sueldo en un sobre y lo juntáis con lo de los demás, para pagar estos servicios comunes que habéis organizado. Le dáis todo el dinero al gestor, Pepe. Él se queda con una parte, y el resto lo reparte entre los demás trabajadores comunes. Pepe también es el encargado de la organización, que para eso cobra. Tiene que decidir qué tareas son más importantes, quién las puede hacer mejor, cómo ahorrar, cómo gastar el dinero común... Y todo empieza a funcionar mucho mejor.

Un tiempo más tarde, otro vecino se compra una caja fuerte que los demás no podéis comprar. Y consigue convenceros de que el mejor sitio para guardar vuestro dinero es una caja fuerte como la suya. Porque algún otro vecino puede decidir robaros, porque sea mala persona, porque no tenga para comer o cualquier otro motivo. Así que él se ofrece a guardaros el dinero si le pagáis un pequeño precio, y a todos los vecinos os parece bien.

Cada final de mes, coges tu sueldo, metes parte en un sobre que le llevas a Pepe, y el resto lo metes en otro sobre y se lo llevas a Juan, el de la caja fuerte, para que te lo guarde.

No pasa mucho tiempo hasta que Juan empieza a pensar que tener tanto dinero ahí guardado es un desperdicio, ya que podría invertirse para hacer algo útil. Otro vecino dice que a él le vendría muy bien ese dinero para mejorar sus huertos, y que después con los huertos nuevos ganará mucho dinero más, con lo que podrá devolver el dinero que se le prestó. ¡Qué idea tan buena! Pensáis. A partir de ese momento, Juan, con el dinero que os está guardando, se dedica a dar préstamos para luego recuperar el dinero con intereses. Todos salís ganando.

Cuando los préstamos se han generalizado, Pepe se da cuenta de que él también podría aprovecharse de ellos. Por ejemplo podría pedir un préstamo a Juan para arreglar las calles, de forma que todos os beneficiaríais y mejoraría la calidad de vida del pueblo. Y empieza a pedir préstamos.

Es decir, a final de cada mes, una parte de tu dinero se la das a Pepe, el resto a Juan, y Juan con el dinero de todos los vecinos concede préstamos a algunos de ellos, y también a Pepe. Además, Pepe y Juan cobran un sueldo del bote mensual, que no se nos olvide, y se están haciendo muy amigos.

Un día Pepe comprende que hacen falta más casas en el pueblo, y que hay que construír. Juan lo ve claro, tiene un amigo albañil que hace casas de maravilla. Así que Pepe le dice al amigo de Juan, que se llama Antonio, que se dedique a construír por el bien de los vecinos. Pero para poder construír casas Antonio necesita préstamos de Juan, que se los concede sin problemas. Antonio os vende las casas construidas a los vecinos a un precio superior al que a él le cuesta hacerlas, para poder cobrar su sueldo y pagar los préstamos.

A final de mes, le das una parte de tu dinero a Pepe, el resto a Juan. Juan le presta tu dinero a Pepe y a Antonio. Antonio os vende casas al doble de lo que cuesta hacerlas, y para pagarlas tenéis que pedir préstamos a Juan, que luego os cobra intereses cada vez más altos por prestaros vuestro propio dinero.

Llegados a este punto alguien podría pensar ¿y no se podría hacer todo esto de forma más sencilla? ¿de verdad es necesario todo esto para que podamos vivir en el pueblo? Pero realmente nadie se lo plantea, las cosas van bien y todos contentos.

Sin embargo, un día la gente empieza a pensar que conceder créditos así tan a la ligera puede ser peligroso, ya que algún vecino quizá no pueda pagarlo, y entonces... ¿qué pasará? Así que algunos vecinos empiezan a sentirse inseguros, y deciden que ya no confían en Juan para que les guarde el dinero. Juan, con menos dinero, deja de poder prestar a otros vecinos, que dejan de poder comprar casas. Antonio deja de vender pisos, así que deja de poder pagar sus préstamos a Juan.

Juan empieza a entender que puede haber perdido todo el dinero que los vecinos le dan para que guarde, ya que no tiene forma de recuperar lo prestado, así que se pone muy nervioso. Pepe, del que también se ha descubierto que se ha llevado dinero del bote durante mucho tiempo, y que se ha hecho muy amigo de Juan, se da cuenta que eso no puede pasar. Si Juan ha perdido el dinero, entonces todo se desmorona. Así que decide coger el dinero del bote y prestárselo a Juan para que pueda devolvérselo a los vecinos.

Por tanto, el dinero del bote mensual se utiliza para cubrir las pérdidas del resto de dinero de los vecinos que han ocurrido por culpa de Juan. Además se convence a los vecinos de que si no se le presta dinero del bote a Juan, éste habrá perdido todo el dinero del pueblo sin remedio. Juan con este nuevo préstamo intenta recuperar el dinero perdido. Pero resulta que dicho dinero ni siquiera existe, ya que ha prestado más dinero del que tenían realmente los vecinos, así que acaba perdiendo también este nuevo préstamo.

Es decir, que a final de mes, tú pones una parte de tu sueldo en un sobre y se lo das a Pepe, y el resto a Juan. Pepe coge el dinero que le has dado y se lo presta a Juan. Además Pepe deja de pagar los servicios comunes. Juan ha perdido todo el dinero, y el dinero que le presta Pepe se va a la basura. Mientras, todos los vecinos que no pueden devolver los préstamos a Juan se quedan sin sus casas, a pesar de que el dinero que les han prestado es el suyo propio. Antonio deja un montón de casas sin terminar, su dinero y él desaparecen, aunque le ha dado un parte a Pepe para que se mantenga callado.

Y así, llegados a este punto... ¿Cómo creéis que se sale del círculo vicioso? ¿Qué deberían hacer los vecinos? ¿Prestarle más dinero a Juan? ¿Dejar de pagar los servicios comunes? ¿Quitarles sus casas a los que no pueden pagar para que Juan intente vendérselas a otros vecinos, que a su vez tendrán que pedir préstamos al mismo Juan?

Y lo peor, es que muchos vecinos aún creen que sólo Pepe y Juan pueden sacarles de la crisis.